Cristina, hasta en la sopa

En estos días de problemática situación salarial para gran parte del país, muchos docentes (re)descubren los lazos que unen a su profesión con la política. Para algunos, lamentablemente, eso pasa, nada más cuando les tocan el bolsillo.

No hace falta conocer a Freire y amarlo para saber que educación y política son parte de una pareja inseparable. Si así no fuera, los Estados no implementarían "políticas educativas" y daría lo mismo si tu Ministro de Educación es abogado, licenciado en economía, liberal, marxista o presidente de una organización antiadolescentes.

Sin embargo, día a día no dejan de sorprenderme ciertas afirmaciones oidas en el espacio sagrado de la docencia: la sala de profesores. Pareciera que allí se puede decir cualquier cosa, y pobre del alumno cuyo nombre salte a la luz en ese cubículo al que nunca llegan las políticas "antihumo"...quien sea nombrado o insinuado corre serio riesgo de ser acribillado con palabras como "burro", "duro", "de madera", "pésima conducta", "no sé por qué sigue en la escuela" y demás calificativos.

El problema es cuando la cosa pasa a mayores. Yo no sé si soy demasiado marxista para las escuelas en las que trabajo o simplemente no soy tan cabeza de termo. Pero trabajo en el estado, por decisión propia y política. Y me sigue sorprendiendo cuando escucho cosas como "la población con la que lamentablemente nos toca trabajar"...Escuchame energúmeno (es lo que me gustaría gritar a viva voz en la salita de profes) ¡¿"población"?! ¿qué es esto un estudio sobre bacterias? ¿"lamentablemente nos toca trabajar?" ¿por qué no te vas a laburar a una escuela de country cheto en el norte de la provincia?. Pensar en los pibes como gente que te cae lamentablemente para cagarte la vida no me parece que esté muy bien. Raras veces los alumnos son personas, en general son "duros como una mesa", se portan "como animales"...nunca son personas reales, de carne y hueso a las que quizás (digo, se me ocurre pensar) les pasan cosas en la vida.

Debo estar del tomate yo porque nunca diría que "claro, como reciben planes sociales no saben pensar". ¿Acaso en los profesorados no enseñan que pensar no tiene nada que ver con la situación socio.económica de uno?

Pero eso sí, cuando escuchás a la directora de la escuela, en la primera reunión, mientras todos se quejan por los pésimos sueldos y la falta de solución al conflicto, decir "es que viste, ahora HASTA EN TU CASA, se metió la política"...ahí, sí te cierra todo.

6 comentarios:

Unknown dijo...

"No podés ni sacar al perro que te lo roban, y andá a saber de dónde sacan tu dato. Hay que tener cuidado con lo que uno habla acá". Me lo dijo, palabrá más palabra menos, una "colega" que trabaja en la escuela en la que tengo la única suplencia en la escuela pública por ahora (digo por ahora porque mi intención es trabajar en la escuela pública pero aún es muy difícil).
No sólo comparto tu apreciación -desde mi humilde y corta experiencia- sino que agrego: los muchachos y muchachas que tanto aterran a estos especímenes son los que dotan de humanidad a ese espacio que parece viciado de resentimiento muchas veces.
Un abrazo leninista :P

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Karu dijo...

Hay un proyecto, que bajó desde el Ministerio el año pasado, que intenta fomentar que en todas las escuelas públicas los pibes armen sus propios centros de estudiantes.
No faltó profesor que dijera (y de hecho sobraron), aún sin haber leído una línea del proyecto (que no sale más que de un apoyo o un fomento) dijeran "eso es para meter a La Cámpora y poder controlar lo que hacemos todos nosotros".

El miedo a la política los supera.

Unknown dijo...



Lo único que hacen con esa actitud es darle la razón al kirchnerismo en todo. Lo mejor es criticarlo pero aceptando debatirles las propuestas que hacen, sino esto es el diálogo de un sordo con un mudo.

A mi me pasó con la materia Trabajo y Ciudanaía algo muy parecido. Hice una evaluación-trabajo práctico que consistía en debatir el proyecto de ley del voto a los 16 años y que ellos tuvieran que armar un escenario de debate argumentando posiciones en contra y a favor. La idea era que lo hagan independientemente de su posición, es decir, en carnando un personaje, para conocer en profundidad el tema y luego desde ahí si comenzar a formarse una opinión propia. Porque sino es alimentar prejuicios con los que uno espera que vengan los pibes, mamados de su casa. No va que la profesora de Historia de esta escuela (bruja como pocas, estoy segura) no sólo le pregunta a los pibes qué hacemos en mi clase y cómo los evalúo sino que me encaró en la sala de profesores con un tonito irónico al son de: "¿vos para qué querés que voten? ¿vos militás?". Mi respuesta fue bastante cortita y sencilla --pero no creo que me haya entendido--: "no me parece que sea lo importante que milite yo y que militen ellos. Para el caso, no, ponele que no quiero que militen pero lo que quiero es que puedan fundamentar por qué no militan al menos". Y bueno, desde ese día me dejó de saludar!. Esa mina enseña Historia argentina.

Unknown dijo...

jajajaja sonó a que no quiero que militen. Quise decir que la política cruza la vida de cualquiera, incluso la de ella. De ahí a que alguien quiera militar o no, será decisión de cada uno.

Gizmo dijo...

Le tendrías que haber clavado un "y a ud qué mierda le importa", pero te comprendo.

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